Wednesday, June 24, 2015

Velorios

Velorios
Hace muchos años hicieron una encuesta en EE. UU. preguntándole a la gente si le gustaría tener algún cargo público, de presidente de la nación hacia abajo.
Una señora respondió que le gustaría ser vicepresidente, porque sólo están para ir a los velorios.
No siempre es así.
Durante la presidencia del inútil George Bush, quedó bien claro su papel decorativo.
El verdadero poder lo tenía el vicepresidente Dick Cheney.
Fue él quien decidió empezar la guerra con Irak, con el pretexto de las armas nucleares que tenía Sadam Hussein, que nunca aparecieron.
Y se quedaron con el petróleo de Irak.
El impresentable Bush solo decidió su propio sacrificio en honor a las tropas norteamericanas: suprimió el postre en su almuerzo.
Cuando se supo que Scioli aceptó la imposición de Kristina de llevar a Zannini como compañero de fórmula muchos temieron (otros tuvimos la convicción) de que si gana va a gobernar la Cámpora.
Anoche los temores tomaron forma de certeza implacable.
Scioli le dijo a Fantino, por el canal América, que “La Cámpora es el presente y será el futuro de la Argentina”
El gobernador de Buenos Aires ha demostrado la fortaleza de un “marine corp” para soportar humillaciones políticas y ninguneo por parte de Kristina.
Por qué sería distinto ahora?
Antes del cierre de listas del sábado pasado, todos creíamos que “ella” iba a ir en algún tramo de la boleta por la simple razón de que necesitaba fueros para, eventualmente, no ir presa.
No será candidata a nada, simplemente porque no lo necesita. Puede dormir tranquila.
Una mirada atenta del escenario político argentino desde el año próximo muestra que la fuerza de choque de Máximo estará ocupando posiciones estratégicas en el gobierno, en el Congreso, en la Justicia y en las gobernaciones.
Además de esas certezas, rondan otros temores: el inefable Axel podría seguir siendo ministro de economía, Kristina podría redoblar su ofensiva contra la Corte, y siguen las firmas.
Desde afuera, podría seguir manejando su gente a los cachetazos y decidiendo lo que ella crea mejor para los argentinos, con la protección de Él y de Chavez que la guían desde el cielo.
Si gana Scioli, la Kámpora podrá imponerle lo que quiera.
Si gana otro, La Kámpora podrá trabarle lo que no quiera.
Las PASO presidenciales servirán para contar los porotos en la oposición y saber cuánto tiene cada uno.
Scioli, en cambio, es dueño de una certeza: los votos que saque en primera vuelta serán los mismos que saque en la segunda. Ni uno más.
Es un “voto de culto” como suele llamarse también al voto fanático e irracional.
Que viene después?
En cualquier país serio, los que carecen de posibilidades ciertas de triunfo declinan sus postulaciones y se encolumnan detrás de aquel que juzgan más cercanos a sus propias convicciones.
Estarán los dirigentes opositores a la altura de este desafío descomunal?
La historia dice que no.
Nunca fueron capaces de superar sus propias aspiraciones personales y la única vez que lo hicieron la Alianza fue un desastre, a pesar de que el menemismo no tenía ni una ínfima parte del poder kristinista que sobrevivirá después del 10 de diciembre.
Lógica simple.
Gana Scioli: La Kámpora gobierna.
Gana otro: La Kámpora obstruye.
Tanto les cuesta entenderlo?
La oposición debería optar por el mal menor.

Si no, Kristina tendrá dos vicepresidentes para mandar a los velorios.