Wednesday, December 11, 2013

Bisagra

Bisagra
“Vamos a ponerle una bisagra a la historia argentina” dijo Raúl Alfonsín, en aquella madrugada del 31 de Octubre de 1983.
Había ganado con el 52% y era el hombre elegido para poner a la Republica en la senda de la vigencia plena de las instituciones.
Fueron tres décadas de complicaciones, discusiones, angustias y frustraciones. Sobrevivimos a los levantamientos carapintadas, la hiperinflación y los cacerolazos, pero (salvo algún delirante suelto) ya nadie piensa en soluciones para el  país que no pasen por los caminos constituciones.
Los 30 llegan, sin embargo, cuando la sociedad se encuentra en uno de sus peores momentos.
El “modelo” K, autodefinido como de inclusión, ha dividido a la gente como pocas veces.
El “relato” dibuja una Argentina ideal, que está a años luz del país real.
Los caprichos políticos, los disparates económicos, la tozudez y la prepotencia fueron enfilando a la nación hacia una pendiente que desemboca en un precipicio.
En Córdoba hubo saqueadores comunes. La gente pedía que la policía los defendiera.
En las otras provincias ya fue más confuso.
En Tucumán, llegaron a enfrentarse policías y gendarmes. La gente protestaba “en contra” de los aumentos a la policía.
Eso es lo que viene.
Policías fuerzan aumentos merecidos pero imposibles de pagar. Los otros sectores van por lo mismo.
Qué va a pasar?

Los aumentos se van a trasladar a los precios y se va a disparar aún más la inflación.
Cuando llegue el momento de pagar los aumentos el estado no tendrá el dinero y vuelta a cero.
Esto recién comienza.
Los gobiernos provinciales son impotentes y la indiferencia del gobierno nacional, pretendiendo mostrar que el problema es ajeno, es una irresponsabilidad infantil.
Cada cual atiende su juego, pero la Argentina enfrenta un vacío de poder que agiganta un problema mayor: una descomposición social profunda.
A los funcionarios se les desconoce autoridad moral.
El monopolio de la fuerza, que debe estar en manos del estado, se desplaza a la sociedad civil porque la policía no ocupa su lugar.
Los comerciantes ya abren sus puertas con una escopeta bajo el mostrador.
Las calles son tierra de nadie.
Que va a pasar, Dios no permita, si matan a un niño o adolescente, y los familiares y amigos salen a vengarlo?
Así se ve desde afuera.
La esencia de la democracia representativa consiste en que los ciudadanos resignan parte de sus libertades a cambio de vivir en una sociedad organizada que les de seguridad y respete otras libertades individuales.
Eso cada vez funciona menos en la Argentina.

Muy lejos del sueño trasnochado de hace 30 años. 

Saturday, November 16, 2013

Bias

Bias
El término que se traduce como “desviación,  prejuicio o inclinación” se usa mucho en la televisión americana para referirse a la inclinación que tienen los medios a contar solo un lado de la historia, especialmente tomando partido por el más débil o por las grandes mayorías.
Un prestigioso ex columnista de la CBS, Bernard Goldberg, escribió un libro incluso, titulado “Bias” donde sostiene que eso pasa todos los días, por especulación o demagogia.
Algo de eso hubo en estos días con el patético caso de la camilla en la puerta del banco.
Todo el mundo le cayó al gerente del banco por insensible, burócrata, etc.
Pisemos la pelota y miremos.
En cualquier nación seria del mundo eso no pasa por varias razones.
Comenzando porque la policía se lleva en dos minutos la camilla, el abuelo, la hija y el perro, si lo hubiera.
¡A quién se le ocurre que puede entrar a un banco empujando una camilla!!!
Esta señora pretendió armar un escándalo mediático para que le pagaran a cambio de no levantar tierra.
El gerente actuó correctamente: se atuvo a sus directivas.
Eso no quiere decir que las cosas no puedan hacerse mejor.
Y en ese sentido, hay pocas cosas en el mundo tan ridículas como la burocracia pública argentina.
Hablando de jubilados:
1.    El depósito automático debería ser la constante. Para qué hacer cola bajo el sol o la lluvia. Concedamos que para muchos abuelos es una forma de matar el tiempo libre.
2.    Los familiares tienen que presentar un poder certificado por escribano. Por qué no lo certifica el gerente del banco, y nos ahorramos tiempo y complicaciones.
3.    Hay que presentar un certificado de supervivencia, para lo cual hay que ir a la comisaria, pagar el timbrado en el banco, volver a la comisaria. Para qué? Si los registros civiles cruzaran diariamente sus listas de defunciones con los bancos, los certificados no serían necesarios. Los bancos sabrían cada mañana quieren partieron ayer. Y eso lo hacen las computadoras, solitas, de  noche, “mientras el músculo duerme y la ambición descansa”.
Los ejemplos se multiplican a diario.
Sin embargo, nadie quiere tecnificar todo, sistematizarlo, como se dice ahora, por una sola razón: La mitad de los empleados públicos estaría de más; en todos los estamentos.

Y las computadoras no votan.

Saturday, November 9, 2013

Sorry.

Sorry.
La Grand Central Terminal de New York era un hervidero el lunes a las 3 de la tarde.
Por allí pasan 750 mil personas por día para tomar un tren.
Cruzar un ancho pasillo atravesando esa marea humana casi a la carrera es como cruzar la Avenida Colón a mitad de cuadra a las 11 de la mañana.
Nos sentamos en el Oyster Bar, en el primer subsuelo de la estación, a esa hora inusual para un almuerzo para celebrar, como le había prometido, el cumpleaños de Claudia comiendo ostras.
La mesera muy atenta nos dejó el menú y una lista de vinos que incluía más de 100 variedades y marcas de todo el mundo. Sin exagerar.
Vinos de California, Canadá, Australia, Sudáfrica, Italia… Chile, por supuesto.
Argentina?
No, I’m sorry, dijo la empleada con una sonrisa tímida como pidiendo disculpas.
Ya de regreso al calor de Miami, descubro por accidente un aviso televisivo del Vino Argentino “la bebida nacional”, sobre un tema musical de Fito Káez.
Escarbando en Youtube encuentro que hubo otro aviso anterior, sobre una música de Calamaro.
Son muy buenas piezas, destacando la condición del vino como parte de nuestra identidad nacional: asado, canciones, alegría….cultura.
Qué bueno. Hacen mucha falta incentivos como este para aguzar el fervor popular.
En definitiva, los argentinos solo sentimos orgullo por el ser nacional cuando juega la selección de futbol.
Pero había un datito que me hacía ruido: todos los artistas que participan en esos avisos son gente directamente vinculada al gobierno, a la televisión pública, etc.
Investigo un poquito más y descubro que los avisos pertenecen al Instituto Nacional del Vino, como  parte de la celebración de un nuevo aniversario del decreto K del 2010 que declaró al vino como “la bebida nacional”.
Nuestro vino enorgullece a los argentinos que beben en el mercado doméstico los mismos vinos que exportan, dice el decreto de Kristina, con lo cual se quiere decir que gracias a este gobierno nacional y popular, los argentinos más humildes ya no toman tetrabrik sino vino reserva de 200 dólares la botella.
Qué pena que una buena iniciativa, y necesaria, se bastardee con politiquería sectaria.
Chauvinismo negado y vaciado por el mismo gobierno.
En todos los aviones de Lan que llegan a Chile desde el exterior se difunde un aviso sobre la obligatoriedad de declarar todo tipo de plantas, animales, cultivos o cualquier ser vivo que pueda ser portador de plagas. “No ponga en riesgo el prestigio de los productos chilenos en el mundo, conseguido con tanto esfuerzo” dice el aviso.

Es cierto, conquistar un mercado lleva años.
En la Argentina, el energúmeno de Moreno llegó a prohibir la exportación de quesos para que no aumentara el precio interno.
Cuando vamos a recuperar esos mercados?
Hasta hace unos años (no sé qué pasa actualmente) los vinos mendocinos se vendían a Chile, y luego se exportaban al mundo con marcas chilenas, porque Chile tenía más demanda de la que podía atender.
Mientras el gobierno argentino siga mirándose el ombligo y la economía la maneje Don Korleone Moreno, las camareras del mundo seguirán esbozando un sonrisa y pidiendo disculpas: “Argentinean wine? No, I’m sorry”.


Thursday, October 24, 2013

Entel

ENTEL

Bernardo Neustadt consagró su vida a despotricar contra las empresas públicas de servicios, alegando que eran ineficientes y caras por deficiencias congénitas. Todo absolutamente cierto.
Proponía privatizarlas para tener un servicio económico y eficiente, empezando por ENTEL, la desastrosa Empresa Nacional de Telecomunicaciones.
Ya no más hablar a los gritos, y repetir tres veces lo mismo.
Alfonsín le respondió que los teléfonos servían a la soberanía nacional.
Bernardo tomó entonces un viejo teléfono negro, lo abrió en cámara y se preguntó dónde estaba la soberanía.
Después vino Menem, y de la mano de Maria Julia, los teléfonos fueron privados.
Las tarifas aumentaron con un gran salto, pero por lo menos se podía (y se puede) hablar por teléfono.
Con los celulares es otra historia.
La semana pasada, apenas llegué a Córdoba, un amigo médico me dijo: “vas a tener que acostumbrarte a que aquí hablamos por celular cuando la compañía quiere; no cuando uno lo necesita”.
Después de 4 intentos fallidos logramos acordar una reunión para el día siguiente.
No fue tan difícil. Solo tuve que pararme en una esquina del garaje, subirme a una silla, y tomar con la mano libre el marco de chapa del portón para que hiciera de antena.
La red de celulares en el país soporta cinco veces la cantidad de líneas para la que fue diseñada, y cuando alguien les reclama mayor infraestructura, las prestadoras se atajan con el argumento de que los gobiernos no autorizan nuevas antenas por razones ecológicas.
La excusa perfecta.
Sin embargo,  la mala atención, los procedimientos ridículos y el servicio al cliente que no existe no son culpa del gobierno.
Tengo una línea prepaga que utilizo cuando voy a Córdoba. Necesito mudarme de compañía pero no quiero perder el número.
En mi viaje anterior fui la compañía a hacer el trámite.
Me pidieron un documento de identidad y les mostré mi licencia de conducir de la Florida.
“No, señor. Tiene que ser un documento argentino”, me dijeron.
Con una licencia de conducir de Unquillo o La Calera, en EE.UU se puede alquilar un auto, acreditar identidad para comprar con tarjeta de crédito, y hasta mostrar mayoría de edad para entrar a un cabaret, pero a la recíproca, en Argentina no se puede hacer un simple trámite para un celular.
En este viaje encaré otra vez, ahora llevando mi pasaporte argentino.
No, señor. Tiene que ser el DNI.
Pero es el mismo número y la misma foto!!!!, le respondí.
No señor. El Pasaporte, legalmente, no sirve para acreditar identidad, me instruía el empleado.
Con ese pasaporte entré a la Casa Blanca, estuve en el Kremlin, entré y salí de 17 países en todo el mundo, pero no puedo realizar un simple trámite para un celular PREPAGO.
Ridículo y patético.
La próxima vez voy a llevar el DNI, dos testigos y un escribano, a ver si esta vez me aceptan como cliente.
Los celulares nacieron privados. Nunca fueron estatales.
Kristina  podría, igual, estatizarlos y dárselos tranquilamente a La Cámpora.

Nada cambiaría demasiado.

Thursday, October 10, 2013

Teorema

Teorema

Raúl Baglini fue diputado radical por Mendoza durante los gobiernos de Alfonsin y Menem.
Su especialidad era la economía.
Un día enhebró una expresión que quedó registrada en el anecdotario de la política argentina.
“La vocación de cambio, dijo, es inversamente proporcional a la cercanía al poder”.
O sea que cuando el dirigente más se acerca al poder menos deseos de cambiar tiene o manifiesta.
La dirigencia política de entonces bautizó despectivamente este razonamiento como el “Teorema de Baglini”
Sin embargo, detrás de la descalificación, el concepto encierra una verdad casi absoluta.
Por eso las campañas políticas no se basan en la discusión de ideas sino en recursos más o menos ingeniosos para “vender” al candidato por su simpatía, su carisma o sus éxitos con el sexo opuesto.
Quién sabe para qué quieren ser elegidos los que hoy son candidatos?
Igual, no van a hacer nada porque el Congreso está pintado, pero esa es otra discusión.
Los únicos que prometen medidas revolucionarios son los que saben que nunca llegarán.
Nadie, NADIE, promete castigo y cárcel para los corruptos (tal vez para no quedar en el futuro atrapados por sus propias palabras).
El mejor candidato parece ser el que sonríe mejor, el que sale con la modelo más hermosa o hace el chiste más ingenioso.
Eso incluye el ya famoso “tay bien, negro?” aunque estos por lo menos mostraron un puente.
Y el más desopilante: la campaña rapera de la candidata que “hace bien”, como si fuera un antiácido.
Es cierto que en 30 segundos no se puede desarrollar una plataforma política, pero lo triste es que a nadie se le cae una idea.
A lo sumo, la descalificación del adversario.
Además, hay que desmitificar aquello de que “Los Kirchner se robaron todo”.
Dada la enjundia puesta en la carrera por llegar a una banca, deber ser que algo queda todavía.
La lucha por el poder no es mala.
Lo importante es qué se quiere hacer con el poder.
Y ahí es donde todos hacen agua.

Fieles a la lógica del teorema de Baglini, estos candidatos se van todos a marzo.

Monday, October 7, 2013

Boudou

Boudou

Hace muchos años, se hizo en EE.UU. una encuesta masiva pero sin demasiada trascendencia. Se le preguntaba a la gente que querría ser si tuviera que elegir un puesto dentro del gobierno.
Una señora muy educada dijo “Vicepresidente”
Por qué? le preguntaron.
-Porque el vicepresidente esta sólo para ir a los velorios y no tiene responsabilidades.
Más allá de la humorada, lo cierto es que a la hora de elegir un compañero de fórmula, los candidatos a presidente deben hacer un delicado equilibrio, buscando a quien le arrime votos, sea hábil, inteligente, buen negociador político en el congreso, pero no tanto como para que lo pueda eclipsar.
Y por encima de todo, que sea leal.
·        * Kirchner lo eligió a Scioli.
·        * Kristina a Cobos.
·        * Después a Boudou.
·        * Menem a Duhalde.
·        * Después lo llamó a Ruckauf.
·        * Cuando renunciaron Cámpora y Solano Lima, en el 73, lo hicieron viajar “de urgencia” al exterior al presidente del Senado, Alejandro Díaz Bialet, para que asumiera Raúl Lastiri, yerno de López Rega.
·        * Y el disparate más grande de la historia: Perón la eligió a Isabel.
Es decir que todos sacrifican al capaz, para ungir al leal o al inofensivo.
El problema aparece cuando ocurre lo inesperado.
Cuando era presidente de EE.UU. George Bush padre, del 89 al 93, el vicepresidente era Dan Quayle, joven, simpático y pintón. Como Boudou.
Pero era un inútil total. Como Boudou.
Un día el presidente tuvo un problemita de salud y de pronto a la gente le cayó la ficha de que la nación podía quedar en manos de Quayle.
A todo el mundo le corrió frío por la espalda.
Distinto fue el caso de George Bush hijo (presidente del 2001 al 2009) cuando se atragantó con un pretzel viendo un partido de beisbol.
La gente sabía que el verdadero poder residía en el vicepresidente Dick Chenney.
Es muy difícil encontrar una persona que reúna todas las condiciones, como fue con Clinton y Al Gore. En las elecciones de 92, primer triunfo de Clinton, muchos decían incluso que hubieran preferido la fórmula al revés (Gore-Clinton).
De hecho, después de los ocho años de Clinton, Gore ganó los comicios, pero no fue presidente porque los republicanos le robaron la elección con el aval de la corte suprema de justicia.
Hoy los argentinos comienzan la semana con dos problemas adicionales:
1      No saben quién manda en el país.

               No saben si es mejor que todo siga concentrado en las manos de Kristina, o que se aplique la constitución y asuma un vicepresidente que lejos de parecerse a Al Gore, traerá a la memoria la imagen preclara de Isabelita.

Friday, October 4, 2013

Pulseada

Pulseada

En EE.UU. hay 40 millones de personas sin seguro médico. No es poco en un país donde una operación de apendicitis puede costar 35 mil dólares y un parto sencillo, sin complicaciones, casi ambulatorio, cuesta 20 mil dólares.
No existe el hospital público?
Sí. Pero es tan bueno como los privados y tan caro también.
La diferencia es que en el hospital público primero te atienden y después preguntan cómo podes pagar. A lo mejor, terminás haciendo un plan de pagos a 30 o 40 años.
La reforma del sistema de salud fue una de las grandes promesas de campaña de Barak Obama. Ya lo había intentado, sin éxito, Hillary Clinton cuando era primera dama del país.
El nuevo programa federal de salud, despectivamente llamado Obamacare, prevé cobertura en varios niveles. Si los ingresos familiares son muy bajos, o nulos, se puede acceder a programas subsidiados o incluso, gratuitos.
Quién pone esa diferencia en plata?
El estado.
Recursos asignados a la salud pública, para hacerla accesible a todos los ciudadanos.
Ese es el telón de fondo de la batalla que hoy sacude la política norteamericana.
El ejercicio fiscal terminó el 30 de setiembre, y al no haberse aprobado el presupuesto del año próximo, el gobierno federal no tiene autorización para efectuar erogaciones.
Por ello, miles de empleados públicos fueron enviados a sus casas sin goce de sueldo. En parques nacionales, seguridad, escuelas y administración central solo hay guardias mínimas.
La amenaza del default del gobierno de la nación más rica y poderosa del mundo se daría porque el ejecutivo no podría pagar los intereses de su astronómica deuda pública, interna y externa.
No es que no haya plata.
Es porque Obama no tiene autorización para pagar.
Por qué no se aprueba el presupuesto?
Porque los demócratas tienen mayoría en el Senado, pero la oposición republicana controla la Cámara de Representantes (Diputados).
Los republicanos no quieren avalar un aumento en el gasto público y piden que se suspenda la entrada en vigencia del Obamacare para aprobar el presupuesto.
El presidente dice que el nuevo sistema de salud, que entró en vigencia el martes 1 de octubre, no es negociable.
La pulseada ya lleva 4 días, y nadie avizora una salida.
Lo curioso es que tanto celo de los republicanos para cuidar las arcas públicas a veces muerde la banquina.
Cuando estalló la crisis de la vivienda y los bancos en 2008, el gobierno de Bush decidió prestarle a las entidades bancarias 700 mil millones de dólares.

En esa oportunidad, la aprobación parlamentaria de los republicanos demoró… tres horas.

Thursday, September 26, 2013

Clavel

Clavel

Hace muchos años, durante un viaje a Miami, compartía un asado con un grupo de latinos en la casa de Palito Ortega.
Uno de los invitados, argentino también, decía que en este país la gente se “estupidiza” siguiendo las normas.
“Ponés una flecha hacia el mar y todos los bol…… van y se ahogan siguiendo la flecha.”
Palito le refutaba diciendo que no es así, porque nadie va a poner una flecha apuntando hacia el mar. ”La van a poner para el lado que tiene que ir”
Así de simple y básico es el funcionamiento de toda organización social. Unos crean las normas y todos las respetamos. Para eso los hemos elegido, porque los consideramos los mejores. Si no nos conforman, cuando haya nuevas elecciones los reemplazaremos.
Por el contrario, los atajos conducen al caos.
En la Argentina hay un estado deliberativo permanente, que desdibuja los roles y ningunea a los dirigentes (que por otra parte hacen patrióticos esfuerzos todos los días para que así sea), llevando a un estado de confusión donde las aberraciones parecen la normalidad.
Así se ve desde afuera.
Los estudiantes toman el Colegio Nacional de Buenos Aires, porque ellos quieren decidir los contenidos de los programas de estudio.
La provincia de Córdoba decide fusionar su servicio de emergencias con el de la ciudad de Córdoba, y los empleados hacen huelga porque ellos lo hubieran hecho distinto  (o no lo hubieran hecho).
Los partidos de fútbol se juegan sin hinchada visitante, pero se inventan las tribunas “neutras” para gambetear la prohibición.
Los empleados de un CPC consideran que la jefa designada no es de su agrado, y hacen paro para que la remuevan.
El cartel enorme dice clarito “Prohibido estacionar”, pero el tipo igual se detiene allí, y cuando el inspector hace sonar su silbato le dice:
-Son solo dos minutos.
-Señor, no se puede.
-Pero son solo dos minutos.
-Señor, le repito que no se puede.
…………..
Y cuando le hacen la multa les manda saludos a la mamá y las abuelas.
Otro cartel dice que la velocidad máxima en esa avenida es 50 KPH, pero yo considero que 70 está bien, y le meto pata.
Si el semáforo se pone en amarillo no podes frenar porque el que viene detrás aceleró y te lleva puesto.
Y el disparate mayor: los piquetes y los cortes de ruta.
No se trata solo del famoso “hecha la ley, hecha la trampa”. Es mucho más complicado. Es la “relativización permanente”, el cuestionamiento de las normas, la confusión de los roles.
Para cada regulación se inventa una alternativa por izquierda.
Todo se flexibiliza, se acomoda y se redibuja bajo un enorme paraguas: “Estamos en Argentina”.

Lo siento, Kristina. Mientras las cosas sigan así, las comparaciones con Australia y Canadá quedan como “clavel en boca ‘e perro”.

Thursday, September 19, 2013

Gatopardo

Gatopardo

Fueron vacaciones perfectas. Cuatro semanas intensas. Familia, fiestas, viajes, felicidad.
El monitoreo de la realidad ayudó bastante.
En estas cuatro semanas, media Córdoba se incendió y Obama casi inicia la Tercera Guerra Mundial.
Nada importante.
Además, Kristina ahora es buena y simpática; promete no comer a nadie; promueve el diálogo con empresarios en reuniones donde solo habla ella; concede entrevistas a periodistas, aunque se asegura que sean amigables; modifica los mínimos impositivos como si fuera una concesión graciosa de un monarca.
Es buen momento para incursionar en la ficción.
Cuando las tropas “camisas rojas” de Giuseppe Garibaldi desembarcan en Sicilia en 1860 la familia de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, se convierte en escenario y ejemplo de las tensiones de la aristocracia siciliana por conservar sus privilegios y a la vez adaptarse a la nueva realidad política de Italia.
Esa es, en esencia, la trama de la novela  Il gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, llevada al cine en 1963 por Luchino Visconti, con los protagónicos de Burt Lancaster, Alain Delon y la exuberante Claudia Cardinale.
El más acomodaticio de la familia, Tancredi Falconeri, pronuncia ahí la frase que entraría en la historia: "Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi"  (Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie).
Desde entonces, en ciencias políticas suele llamarse "gatopardista" al político que inicia una transformación revolucionaria pero que en la práctica sólo altera la parte superficial de las estructuras de poder, conservando intencionadamente el elemento esencial de estas estructuras.
Modificaciones trascendentes, en apariencia, que en el fondo son solo cosméticas.
“Gatopardismo” se usó mucho en Argentina en la década de los 80. Ahora no tanto.

Sin embargo, esta metamorfosis con fecha de vencimiento (hasta octubre) que exhibe Kristina después de que en las PASO tres de cada cuatro argentinos le llenaran la cara de dedos al gobierno, eso solo eso: Gatopardismo.

Thursday, August 15, 2013

Histerismo

Histerismo
La jugada le salió bien. Navegó en la ambigüedad todo lo que pudo para no perder votos peronistas y al mismo tiempo cosechar votos descontentos. Hoy se sabe que fueron más los descontentos que los históricos.  El gobierno le hizo además el gran favor de elegirlo como adversario.
Sergio Massa va a endurecer su discurso anti K, sobre todo después de octubre, porque sabe que la furia presidencial viene por él.
Jura y  perjura que no piensa en el 2015, pero tiene ya a cuatro economistas trabajando: Lavagna, Redrado, Peirano y Delgado.
 Antonio Diprieto, el fiscal italiano que desarrolló el Operativo anticorrupción Mani Pulite (Manos Limpias) en la Italia de los 90 también se sumó a sus filas como asesor. No sería de extrañar que pronto aparezca junto a Rudolph Giuliani, el ex alcalde Nueva York que implementó el programa Zero Tolerance (Tolerancia Cero) para los delincuentes.
Economía, Corrupción  y Seguridad. Tres ejes que el propio Massa marcó esta semana como sus prioridades. Quién puede estar en desacuerdo.
Cuando dijo:”a cada ataque responderemos con una propuesta” desnudó una estrategia que, de cumplirla, lo va a ir posicionando en la carrera presidencial antes que en el rol combativo de una banca opositora en diputados.
Ahora viene el histerismo, la batalla y el coqueteo simultáneos con Macri, con De Narváez y con el sindicalismo, para ver como terminan repartiendo en el 2015, mientras De la Sota trata de no quedar fuera de la foto.
El “gallego” volverá a vivir el drama de comprobar que Dios sigue atendiendo en Buenos Aires.
En la vereda de enfrente, podría estar asomando una opción interesante de centro izquierda, que con más precisión deberíamos definir como “social democracia” al estilo europeo, que contenga al radicalismo, al socialismo en todas sus versiones, y algunas agrupaciones menores cuyos principios no son muy diferentes.
Tendrán sus dirigentes la grandeza histórica de poner a la República por encima de sus intereses personales? Hasta ahora demostraron que no.
Por de pronto, los otros dos grandes ganadores del domingo fueron Binner y Cobos, pero la relación entre ellos es pésima. No es  un buen augurio.
Más allá del fárrago de nombres, números y promesas vacías, el domingo la ciudadanía mostró algo muy importante: la absoluta orfandad política en que se sienten numerosos sectores; la falta de líderes que despierten entusiasmo, credibilidad y sobretodo, esperanza.
La gente votó por el que creían menos malo, no por el mejor.
Algo de eso dijo Carrió, una mujer que habla demasiado y por eso a veces queda pedaleando en el aire, cuando mencionó la necesidad de un renacer como en los 80.
Finalmente, en el post del 20 de junio me preguntaba si Kristina sería capaz de asumir la derrota con grandeza, como hizo Felipe González en la España de 1993.

Que inocencia la mía. Dijo que habían ganado en Base Marambio.

Thursday, August 1, 2013

Porotos

Porotos
Mi hijo me decía anoche que él está convencido de que Massa tiene un arreglo secreto con Kristina y que después de las elecciones de octubre se va a destapar. Mientras  tanto, ella corre con dos candidatos.
Yo le explicaba que eso es muy posible, aunque no sea tan explícito.
Hay acuerdos tácitos, que se concretan cuando uno sabe lo que va a hacer el otro y reacciona en consecuencia.
En política no hay aliados permanentes. Solo intereses permanentes. Es una guerra salvaje y caníbal donde los amigos de hoy deben ser destruidos mañana.
Por eso, las promesas nunca son concretas, las definiciones nunca son certeras y los postulados nunca son cristalinos. Siempre hay que dejar una puerta abierta, por si mañana hay que darse vuelta.
Massa camina por el medio de la calle porque quiere apoderarse del descontento anti K pero no quiere perder el voto peronista duro.
Esa tibieza en su discurso explica por qué se viene cayendo en las encuentras, mientras que el candidato de Kristina viene acortando distancias en la provincia de Buenos Aires, gracias a la campaña que ella hace personalmente a sangre y fuego prometiendo más de lo mismo.
Las PASO solo servirán para contar parte de los porotos en la interna peronista. En Octubre se hará el segundo recuento que le dará a Kristina más o menos oxígeno para gobernar hasta el 2015.
Los actores en escena de entonces, incluido el gobierno, dirán como los GPS: “Recalculando”
Si el Kristinismo pierde por “poquito” en octubre, renacerá el sueño reeleccionista.
Si pierde por “poco” darán batalla como sea.
Si pierde por “paliza”, Kristina sacará a la venta la joya más preciada: su bendición pública o secreta del sucesor, con todo lo que eso significa en términos de fondos para la campaña.
Si no puede ser ella, será Massa, Scioli, Macri, De la Sota o algún otro.
No importa cuánto la enfrenten (ahora o en el futuro), cuánto la critiquen, cuánta distancia tomen.
La moneda para pagar esa bendición será la promesa de impunidad.
“Te voy a criticar mucho, pero te vas a ir tranquila a tu casa”.
Buen negocio.
Por eso, nadie en el peronismo promete ni prometerá en campaña lo que la gente quiere escuchar: “Cárcel para los corruptos”

A ese bocadillo solo se le anima la oposición, pero esos (hasta ahora) son solo actores de reparto.

Wednesday, July 24, 2013

Gorilas

Gorilas
Cuando yo era pequeño, y mi hermano aún más pequeño, mi madre derretía azúcar en un jarrito de aluminio y lo vertía en un pequeño agujero en la tierra húmeda. Les ponía un palito y los dejaba enfriar.
Después los lavaba cuidadosamente bajo el chorro de agua exuberante de la canilla de la cocina, y nos los entregaba con una sonrisa llena de amor.
Esos eran nuestros chupetines, porque no teníamos una moneda para ir a comprarlos en el bar de la esquina.
Por esos años, mi padre tenía un pequeño camión con el que viajaba de Luque a Córdoba, por camino de tierra. Cargaba en Córdoba, viajaba a Buenos Aires, descargaba, cargaba, vuelta a Córdoba, descargaba, y otra vez a Luque.
Tres días completos, casi sin dormir.
Los hermanos Fichetti, también de Luque, tenían un camión más moderno, pero acomodaban sus viajes con mi padre, para ir relevándolo por algunas horas, para que pudiera dormir.
Tres choferes para dos camiones, porque mi padre no podía pagar un chofer acompañante.
Yo no necesito que nadie me explique lo que es la pobreza.
Nací pobre, pero cuando terminamos la primaria, en mi casa no se debatió si seguíamos o no estudiando. Mi madre fue directamente y nos inscribió en el secundario. Después vino el tiempo de la universidad.
Sin embargo, mi madre nunca se juntó con las vecinas para llamar a las cámaras de televisión y pedir “que venga el intendente, que nos traiga colchones, frazadas, pañales”, etc. etc.
Tampoco fue a la escuela a tirarle el cabello a la maestra si nuestras notas no eran buenas.
Mi padre nunca integró un piquete para cortar calles en demanda de planes sociales.
Todo fue trabajo y esfuerzo.
Recuerdos lejanos de una actitud frente a la vida que se ha perdido en el fondo de los tiempos.
El peronismo le trajo a la clase trabajadora la merecida justicia social.
Por eso entró en la historia y nadie se lo quita, pero en el camino fue dejando que mucha gente se olvide de que en la vida nada se consigue sin sacrificio.
Desde que Duhalde inventó los planes “Descansar”, en la Argentina se inició un festival de papelitos cuyas consecuencias nadie quiere mencionar.
No se sabe con exactitud la cantidad de planes sociales que existen hoy en el país, pero las estimaciones van de tres a cuatro millones.
Quedémosnos con la cifra más chica.
Son tres millones de hogares que viven del Estado hace más de diez años.
A tres hijos de promedio por familia, cortando bajo, significa que hay 9 millones de niños y jóvenes que crecieron viendo que sus padres no trabajan, y que se puede vivir igual.
Tan solo hay que ir a las marchas, pegarle al bombo, y cada dos años votar para que sigan los mismos.
Se dijo:
·         * Que los beneficiarios de los planes iban a tener que hacer tareas comunitarias. Mentira. Nadie jamás los llamó.
·         * Que los planes eran temporarios, hasta que la gente volviera a tener trabajo. Muéstrenme uno que haya ido al decirle al gobierno “no me paguen más el plan, porque ya tengo trabajo”
·         * Que la gente quiere un trabajo digno, que el trabajo enaltece al hombre y otras verdades antropológicas semejantes. Solo teoría. La realidad que es los cortes de ruta empezaron para defender la fuente de trabajo. Hoy se hacen cortes directamente para pedir planes sociales. Así. Sin anestesia y sin que nadie se ponga colorado.
La asistencia social es una virtud.
El asistencialismo es la degeneración de esa virtud, que les hace la vida más liviana a algunos de abajo y más promisoria a los dirigentes.
Todos los políticos quieren planes sociales para repartir, porque generan la dependencia electoral más hipócrita y perversa.
Pero eso algún día debe terminar.
La pregunta es muy simple:
Cómo se inserta o se reinserta a toda esa gente en el sistema productivo?
Más claro. Quien los convence de que en la vida hay que trabajar para vivir?
La respuesta es mucho más complicada.
De eso no se habla. Es una realidad que nadie asume (menos si estamos en campaña), porque del otro lado no faltará el demagogo que quiera llevar agua para su molino, teñido de sensibilidad social, profiriendo epítetos como “gorila” “oligarca” “vendepatria” “facho” “nazi” y otros similares con los cuales se pretende definir despectivamente al sector de los  llamados “privilegiados”.

Puede que tengan razón. La mayoría de ellos no tienen el privilegio de saber qué gusto tiene el azúcar quemada fraguada en la tierra húmeda. 

Thursday, July 11, 2013

Horizontes

Horizontes

Los americanos tienen una expresión muy apropiada para estos casos: There is never a second chance for the first impression” (Nunca hay una segunda oportunidad para la primera impresión).
Sergio Massa ha decidido que ha llegado el momento en pararse en el gran escenario de la política argentina.
Comienza caminando la provincia de Buenos Aires, porque es candidato a diputado por ese distrito, pero está claro que su campaña se dibuja como un elaborado plan de lanzamiento de una eventual candidatura presidencial para 2015.
Tiene una altísima intención de voto en su provincia, pero es muy poco conocido en el resto del país.
Por eso resulta crucial la primera impresión que le cauce a la gente.
Por ahora, le ayudan su figura joven, su carisma, y su habilidad comunicacional.
Los periodistas ya lo interrogan como virtual candidato a la presidencia, pero él se cuida de no decir una palabra de más.
No hace ni una mención a su pasado K, del mismo modo que Cristina no menciona al peronismo, al que quisiera sepultar en el fondo de la historia, eclipsado por las figuras gigantescas de los nuevos Padres de la Patria: Néstor y ella misma.
Además, para recuperar la mística peronista ya está José Manuel, quien ha dejado claro que va por ese camino.
Massa por ahora no hace promesas, las cuales en todo caso serían vacías. Habla de buscar soluciones concretas a problemas concretos de la gente: transporte, salud, seguridad… lo de siempre.
Ese libreto sirve para un candidato a intendente, y no mucho más.  Pero como los sectores populares y mayoritarios solo están interesados en que alguien les resuelva sus urgencias cotidianas, eso funciona.
La opinión pública pensante, en cambio, tiene la obligación de medir a sus dirigentes políticos con otros parámetros.
Son las políticas de estado, los proyectos de mediano plazo, las definiciones políticas, la inserción del país en el mundo, los planes para las futuras generaciones.
La claridad y visión para delinear esos rumbos son las que encumbran a los dirigentes políticos a la categoría de líderes y, eventualmente, estadistas.
A veces, esos objetivos se pierden de vista, cuando una nación es gobernada mucho tiempo por una runfla patotera y conventillera.

Massa, o quienquiera anotarse en la carrea presidencial del 2015, debería ir mostrando que tiene calidades y cualidades para elevar el debate político, y ampliar los horizontes de la ilusión.