Monday, January 18, 2016

Arcos

Arcos

Fue a mediados de 1983.
Raúl Alfonsín recorría el país en gira de campaña.
Cuando vino a Córdoba me concedió una entrevista de una hora en la desaparecida LV2.
Le pregunté “de todo”.
Al abordar el tema de la libertad de prensa (un valor desconocido para las generaciones jóvenes de ese tiempo, me incluyo) le pregunté si aceptaría que la prensa publicara un dibujo de una tortuga con su foto, como habían hecho con Illia.
“Van a publicar cosas peores, también, me dijo. Lo importante es que el estado debe garantizarle a toda la sociedad el acceso a la libre información, y escuchar todas las voces. Eso hace a la esencia de la democracia.”
Treinta años después, el despido de Víctor Hugo Morales de Radio Continental vuelve a poner sobre la mesa un tema que nunca se resolvió: los medios públicos son del estado, no del gobierno de turno.
La administración Macri se ha comprometido en campaña a poner, finalmente, las cosas en su lugar.
Veremos.
Por lo pronto, hay un chisporroteo que despunta como un combate preliminar.
El propio Víctor Hugo, los panelistas de 6,7,8 y los periodistas de Radio Nacional reclamando pluralidad informativa, cuando durante una década defendieron la política más absolutista y sectaria, solo denuncia la rigidez pétrea de sus humanas facciones.
Tienen derecho a pedir pluralidad informativa los que proclamaban a viva voz “ahora vamos por todo” y marginaron a todos los que pensaban distinto?
Sí, lo tienen.
Tiene el estado el derecho a no dejarse tomar por bobo?
Sí. También.
A VHM lo despidió una empresa privada. La misma que durante 30 años le pagó suculentos honorarios.
Ahora quiere que el estado le banque un programa con los panelistas de 6,7,8 para seguir haciendo el periodismo manipulador, escatológico y bandolero de la última década.
Para ellos no ha variado nada.
Solo hubo cambio de arcos, y se está jugando el segundo tiempo del mismo partido.
La pluralidad informativa no es eso.
La libertad de prensa tampoco.
VHM podría trabajar en cualquier otro medio privado de los muchos que hay en Buenos Aires.
Los panelistas de 6,7,8 también.
Inclusive, hay más de 15 medios que hasta ahora han mostrado afinidad política y “voluntad comercial” con la ex presidenta Kalabaza, donde podrían continuar libremente su relato.
Los medios públicos no están para servir a los gobiernos de turno. Tampoco a la oposición de turno.
El estado debe garantizar el acceso a la libre información haciendo de los medios públicos un escenario de debate civilizado y constructivo, no una trinchera ideológica.
De los ingleses se podrá decir cualquier cosa, pero la BBC sigue siendo un ejemplo en ese aspecto.
La SVT, televisión pública de Suecia, está manejada por una fundación y sus directivos son elegidos por el parlamento.
Sistemas parecidos tienen SBS de Australia, o DR de Dinamarca, donde los directivos son elegidos por el Ministerio de Cultura, el Parlamento y los empleados.
Argentina puede tomar ese camino, o puede hacer como la RAI Italiana, que creó tres redes nacionales: RAI 1, RAI 2 y RAI 3, una para la democracia cristiana, otra para el partido socialista y la tercera para el partido comunista… y todos felices.
Un disparate total.
No hay que pensar mucho.
O se hace un cambio serio y en serio, o seguirá la lógica de mentalidad liliputiense en donde todo se reduce al vicioso péndulo de “relato y contra relato”.

Santiago Daniele

Periodista y abuelo.