Wednesday, March 1, 2017

Sensaciones

Sensaciones


Hechos y dichos.
Palabras y gestos.
Acciones y reacciones.

Marshall McLuhan, el prestigioso pensador canadiense, decía que “El medio es el mensaje” y explicaba que uno puede decir algo de tal manera que se interprete de otra forma.

El primer discurso del Presidente Donald Trump al Congreso fue generoso en ambas bandas: en palabras y gestos.

En general, bajó el tono de confrontación y llamóؚ a terminar con las peleas triviales, pero se refirió al Obamacare con términos casi insolentes.
Insistió con el siempre conmovedor y efectivo llamado a recuperar el espíritu y la grandeza americanos.

Convocó a reconstruir la infraestructura y el poderío militar americano, pero no dijo cómo piensa hacerlo.
Ratificó su política comercial proteccionista pero no dio detalles de cómo competirá en un mundo abierto.

Fue una mezcla contradictoria de recetas liberales, conservadoras y populistas. Todo junto.

Generó por ello, reacciones totalmente opuestas.
ACLU, La Asociación por los derechos civiles, dijo que Trump sigue divorciado de la realidad.
Algunos periodistas, en cambio, sostienen que esta noche “se recibió de presidente”

Con todo, no le fue mal: según una encuesta inmediata de la CNN, el 78% aprobó el mensaje y le aumentó en parte su optimismo.

El momento más emotivo de la noche fue cuando el presidente rindió homenaje al infante de marina William “Ryan” Owens, que perdió la vida en un ataque comando en Yemen. Su bella y joven viuda presente allí no paraba de llorar mientras todos aplaudían de pie.
Más allá del sentido y merecido homenaje, a los americanos les encantan estas cosas.

Fueron fácilmente perceptibles, sin embargo, los gestos de los congresistas ante cada definición de Trump. La mitad republicana aplaudía todo, y la mitad demócrata casi nada.

Las representantes de la oposición vestían de blanco y portaban moños azules que identifica a la ACLU, para que su discrepancia fuera bien visible.
Cuando terminó el discurso, los demócratas salieron presurosos del recinto, sin aplaudir ni saludar.

Confieso que nunca vi algo semejante en los 17 años que llevo en este país.
La komparación es inevitable. Kasi Kompulsiva.
Estados Unidos ya tiene su propia grieta.

La parte más dura del mensaje fue la ratificación de su política inmigratoria.
Anunció la creación de una agencia federal para asistir a las víctimas de la violencia y el delito de los inmigrantes.

Desconcierta, sin embargo, que Trump haya suspendido horas antes de su discurso la firma de un decreto, que aquí se llama “orden ejecutiva”, avanzando sobre los inmigrantes.
Fuentes de la Casa Blanca insinuaron que podría estar en consideración una ley amplia para resolver el status legal de millones de indocumentados que viven dentro de la ley.
Trump no mencionó el tema en su discurso.

Esa salida consensuada y compensatoria le daría al gobierno el aire necesario para avanzar sobre los inmigrantes asociados al delito, que no son pocos.
Mientras tanto, la dureza inicial sigue vigente en los aeropuertos.

Una vecina chilena nos contó hoy que dos amigas de ella, argentina y venezolana respectivamente, padecieron demoras de 12 horas en el famoso cuartito del aeropuerto de Miami, a donde son llevados algunos viajeros mientras averiguan sus antecedentes.
Ambas son residentes legales y permanentes en EE.UU. y casi no entran.
Como el oficial de inmigración tiene potestad absoluta sobre el destino de los viajeros, cada regreso depende del humor con que el agente se haya levantado esa mañana.

El mensaje de Trump de esta noche va a tener mucha repercusión en los países que están directamente afectados por la política comercial de la primera potencia económica mundial, pero también en los que miran con preocupación cómo se está redefiniendo el tablero mundial y el concepto de democracia y libertad.

Como dijo el sabio filósofo griego Durán Barba:

“Más que los hechos, en política importan las sensaciones.”


Santiago Daniele
periodista y abuelo