Sensaciones
Hechos y dichos.
Palabras y gestos.
Acciones y reacciones.
Marshall McLuhan, el prestigioso pensador canadiense, decía
que “El medio es el mensaje” y explicaba que uno puede decir algo de tal manera
que se interprete de otra forma.
El primer discurso del Presidente Donald Trump al
Congreso fue generoso en ambas bandas: en palabras y gestos.
En general, bajó el tono de confrontación y llamóؚ a
terminar con las peleas triviales, pero se refirió al Obamacare con términos
casi insolentes.
Insistió con el siempre conmovedor y efectivo llamado
a recuperar el espíritu y la grandeza americanos.
Convocó a reconstruir la infraestructura y el poderío
militar americano, pero no dijo cómo piensa hacerlo.
Ratificó su política comercial proteccionista pero no
dio detalles de cómo competirá en un mundo abierto.
Fue una mezcla contradictoria de recetas liberales,
conservadoras y populistas. Todo junto.
Generó por ello, reacciones totalmente opuestas.
ACLU, La Asociación por los derechos civiles, dijo que
Trump sigue divorciado de la realidad.
Algunos periodistas, en cambio, sostienen que esta
noche “se recibió de presidente”
Con todo, no le fue mal: según una encuesta inmediata
de la CNN, el 78% aprobó el mensaje y le aumentó en parte su optimismo.
El momento más emotivo de la noche fue cuando el
presidente rindió homenaje al infante de marina William “Ryan” Owens, que
perdió la vida en un ataque comando en Yemen. Su bella y joven viuda presente
allí no paraba de llorar mientras todos aplaudían de pie.
Más allá del sentido y merecido homenaje, a los
americanos les encantan estas cosas.
Fueron fácilmente perceptibles, sin embargo, los
gestos de los congresistas ante cada definición de Trump. La mitad republicana
aplaudía todo, y la mitad demócrata casi nada.
Las representantes de la oposición vestían de blanco y
portaban moños azules que identifica a la ACLU, para que su discrepancia fuera
bien visible.
Cuando terminó el discurso, los demócratas salieron
presurosos del recinto, sin aplaudir ni saludar.
Confieso que nunca vi algo semejante en los 17 años
que llevo en este país.
La komparación es inevitable. Kasi Kompulsiva.
Estados Unidos ya tiene su propia grieta.
La parte más dura del mensaje fue la ratificación de
su política inmigratoria.
Anunció la creación de una agencia federal para
asistir a las víctimas de la violencia y el delito de los inmigrantes.
Desconcierta, sin embargo, que Trump haya suspendido horas
antes de su discurso la firma de un decreto, que aquí se llama “orden ejecutiva”,
avanzando sobre los inmigrantes.
Fuentes de la Casa Blanca insinuaron que podría estar
en consideración una ley amplia para resolver el status legal de millones de
indocumentados que viven dentro de la ley.
Trump no mencionó el tema en su discurso.
Esa salida consensuada y compensatoria le daría al
gobierno el aire necesario para avanzar sobre los inmigrantes asociados al
delito, que no son pocos.
Mientras tanto, la dureza inicial sigue vigente en los
aeropuertos.
Una vecina chilena nos contó hoy que dos amigas de
ella, argentina y venezolana respectivamente, padecieron demoras de 12 horas en
el famoso cuartito del aeropuerto de Miami, a donde son llevados algunos
viajeros mientras averiguan sus antecedentes.
Ambas son residentes legales y permanentes en EE.UU. y
casi no entran.
Como el oficial de inmigración tiene potestad absoluta
sobre el destino de los viajeros, cada regreso depende del humor con que el
agente se haya levantado esa mañana.
El mensaje de Trump de esta noche va a tener mucha
repercusión en los países que están directamente afectados por la política
comercial de la primera potencia económica mundial, pero también en los que
miran con preocupación cómo se está redefiniendo el tablero mundial y el concepto
de democracia y libertad.
Como dijo el sabio filósofo griego Durán Barba:
“Más que los hechos, en política importan las
sensaciones.”
Santiago Daniele
periodista y abuelo