Wednesday, November 25, 2015

Plebeyos


Plebeyos

Mauricio Macri sonaba distinto en el teléfono.
Su voz  denunciaba estupor y decepción.
Su cara ya había mostrado perplejidad horas antes en Olivos.
No era el presidente electo que respondía a la invitación de la mandataria saliente.
Era un plebeyo más que ingresaba a Palacio porque la Emperatriz lo había convocado.
Quién es este petitero, como decía mi abuela, para sacarse una foto con Su Majestad?
“No valió la pena”, dijo resignado.
La actitud de Kristina tiene razones de fondo y forma.
De fondo porque no se va sentir cómoda cuando los funcionarios entrantes abran los cajones y vean lo que hay…y lo que no hay.
De forma, porque nadie puede eclipsarla ni osar pararse a su lado.
Nadie a la par, porque ella es sin par.
Visto con atención, es Koherencia total.
Lo ninguneó como hizo con todos desde que llegaron al poder.
A este gobierno en agonía le caben todos los adjetivos comunes a casi todos los políticos: vagos, corruptos y ladrones.
Pero Kristina también es belicosa, sectaria y salvaje.
En criollo malhablado, ayer mostró la hilacha.
Ha sido el último bochorno?
Seguramente no.
Todavía le quedan dos semanas para seguir dejando, como el cometa Halley, su estela fulgurante en medio de la oscuridad total.

Lo bueno es que, como el Halley, no volverá hasta 2061.


Santiago Daniele
periodista y abuelo

Thursday, November 12, 2015

Divas

Divas

Barak Obama se perfilaba como vencedor en la carrera presidencial marcando el regreso de los demócratas a la Casa Blanca.
Su contrincante republicano necesitaba integrar a su fórmula alguien que representara a los sectores más moderados, más jóvenes y sobre todo, que fuera mujer.
Encontraron a una ignota gobernadora en Alaska.
Así fue como un día apareció Sarah Palin.
Joven, bonita, carismática, conectó rápido con la gente.
Intelectualmente era básica. Demasiado básica, pero aportaba votos.
Igual no alcanzó, y Obama se convirtió en el primer presidente negro de EE UU.
Sarah Palin había probado el sabor de la popularidad y se embriagó rápido.
Renunció a la gobernación de Alaska y se instaló en Nueva York para iniciar una nueva etapa en su carrera política.
Quería ser senadora.
El globo se desinfló rápido.
Terminó conduciendo un programa de televisión en la cadena Fox News.
Kristina ha dicho que no va a ocupar ningún cargo.
Cuesta imaginársela eligiendo el silencio, el ostracismo y el frío.
Su destino puede ser más parecido a Mirtha Legrand que a Bachelet.
Mirtha y Kristina se parecen bastante en algunas cosas y en otras son diametralmente opuestas.
A las dos les encanta el discurso autorreferencial. (“Como yo digo siempre…”)
Ambas son viudas que mitifican a sus difuntos esposos, aunque por distintos motivos.
El nieto de Mirtha casi nunca habla en público.
El hijo de Kristina  tampoco.
A las dos les encanta la televisión, y un ejército de maquilladoras peinadores y vestuaristas las rodean antes de que se encienda la cámara.
Una luce ropa, zapatos y joyas prestados.
La otra usa las que ella compra y pagan todos los argentinos.
Una tiene cada vez más clase.
La otra está cada vez más vulgar.
Una es la diva de los almuerzos.
La otra es la diva de las cadenas.
Solo una seguirá después del 10 de diciembre.
Dios existe.

Santiago Daniele