Bias
El término que se traduce como “desviación, prejuicio o inclinación” se usa mucho en la televisión
americana para referirse a la inclinación que tienen los medios a contar solo un
lado de la historia, especialmente tomando partido por el más débil o por las
grandes mayorías.
Un prestigioso ex columnista de la CBS, Bernard
Goldberg, escribió un libro incluso, titulado “Bias” donde sostiene que eso
pasa todos los días, por especulación o demagogia.
Algo de eso hubo en estos días con el patético caso
de la camilla en la puerta del banco.
Todo el mundo le cayó al gerente del banco por
insensible, burócrata, etc.
Pisemos la pelota y miremos.
En cualquier nación seria del mundo eso no pasa por
varias razones.
Comenzando porque la policía se lleva en dos minutos
la camilla, el abuelo, la hija y el perro, si lo hubiera.
¡A quién se le ocurre que puede entrar a un banco
empujando una camilla!!!
Esta señora pretendió armar un escándalo mediático
para que le pagaran a cambio de no levantar tierra.
El gerente actuó correctamente: se atuvo a sus
directivas.
Eso no quiere decir que las cosas no puedan hacerse
mejor.
Y en ese sentido, hay pocas cosas en el mundo tan ridículas
como la burocracia pública argentina.
Hablando de jubilados:
1.
El depósito automático debería ser
la constante. Para qué hacer cola bajo el sol o la lluvia. Concedamos que para
muchos abuelos es una forma de matar el tiempo libre.
2.
Los familiares tienen que presentar
un poder certificado por escribano. Por qué no lo certifica el gerente del
banco, y nos ahorramos tiempo y complicaciones.
3.
Hay que presentar un certificado de
supervivencia, para lo cual hay que ir a la comisaria, pagar el timbrado en el
banco, volver a la comisaria. Para qué? Si los registros civiles cruzaran
diariamente sus listas de defunciones con los bancos, los certificados no serían
necesarios. Los bancos sabrían cada mañana quieren partieron ayer. Y eso lo hacen
las computadoras, solitas, de noche, “mientras
el músculo duerme y la ambición descansa”.
Los ejemplos se multiplican a diario.
Sin embargo, nadie quiere tecnificar todo,
sistematizarlo, como se dice ahora, por una sola razón: La mitad de los
empleados públicos estaría de más; en todos los estamentos.
Y las computadoras no votan.