Negros
Horacio Santos, ingeniero, saltó
inesperadamente a la fama en Argentina una mañana de 1990.
Dos jóvenes le robaron el estéreo
pasacasete de su cupé Fuego. Los persiguió, los alcanzó, hizo dos disparos. Los
mató a los dos.
Todo el mundo debatió entonces “el caso
Santos”. Las populares calcos de “No tengo estéreo” que se ponían
en los parabrisas fueron reemplazadas por otra que decía: “Tengo estéreo y soy
ingeniero”.
Dos vidas por un estéreo. Una locura.
La semana pasada, en Buenos Aires, un señor
mató sin piedad, con un balazo en el ojo, a un niño porque (supuestamente) le había
robado la campera a su hijo.
Una vida por una campera. Otra locura.
Antes y ahora, mucha gente (abiertamente o
entre dientes) dijo lo mismo:
“Negros de mierda. Hay que matarlos a
todos.”
Expresión racista, intolerante y violenta que
debe ser repudiada.
No hay ninguna justificación moral ni
social que respalde la justicia por mano propia, la desproporción y el salvajismo
de uno y otro lado.
Sin embargo, es fácil encontrar
explicaciones.
· * El
hartazgo frente a la inseguridad.
· * La
impotencia ante la pasividad policial.
· * El
contrasentido de vivir enrejados en casa, mientras los delincuentes andan
sueltos.
· * La
inequidad de la justicia que solo resguarda los derechos de los delincuentes y
no protege a las víctimas.
· * La utilización
política que se hace de esos segmentos sociales.
· * La inmoralidad
de los que usan menores para delinquir, especulando con que no pueden ir
presos.
En fin, el estado ausente que ha abandonado su función más elemental: la de
brindar seguridad a todos los ciudadanos.
En las sociedades organizadas es el estado
el que ejerce el monopolio de la fuerza.
Lo contrario nos lleva a un salvajismo sin
límites y disparatado.
Después del gatillo fácil, el exceso en la
legítima defensa y la justicia por mano propia, qué viene:
El ataque preventivo?: “Ese tipo de
enfrente no me gusta nada. Mejor le pego dos escopetazos en la cara y listo”.
Por
las dudas.
Después de todo, la teoría del ataque
preventivo la inauguró el impresentable George Bush cuando atacó Irak porque supuestamente
tenía armas químicas.
Las armas nunca aparecieron pero él atacó
igual.
Por las dudas.
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