Perplejos.
Cada
vez que llego a Córdoba, mis amigos y conocidos hacen la pregunta infaltable:
Cómo encontraste
a la Argentina?
“Caótica,
salvaje y vandalizada”, contesto.
O sea,
como siempre, pero un poco peor.
La
gente está más pobre; las mujeres ya no se arreglan para salir a la calle; los
carritos del súper ya no se llenan; muchos autos nuevos, pero muchos más viejos
y rotos; caras tristes; lamento y preocupación.
Me pregunto
cuántos años hace que no veo a alguien silbando por la calle.
Nunca
cargo las tintas, porque me doy cuenta de que la gente necesita una fuerte motivación
para levantarse cada mañana y salir a dar batalla.
No me
engaña el hecho de que un sábado por la
noche haya que hacer cola en los restaurantes para cenar.
Esos pequeños
espejismos no cambian la realidad.
Neustadt
siempre negaba las crisis diciendo que Punta del Este se llenaba en fines de
semana largos.
El “modelo
de inclusión” del que Cristina se jacta, lo que ha logrado es incluirlos a
todos en la desesperanza, la angustia y la apatía.
Las
marchas populares fueron válvulas que descomprimieron, porque le permitieron a
la gente gritar su bronca. Pero al día siguiente todo siguió igual. Siempre
sigue igual.
En este
viaje, no obstante, percibí algo nuevo.
De vuelta
en Miami, mis amigos me preguntaban cómo está mi país?
Yo les decía
que hay una sensación rara. Se llama perplejidad,
mezcla de asombro e incredulidad de la gente, que se queda atónita cuando ve
que este gobierno no tiene límites; que cualquier disparate es posible; que lo
que roban nunca es suficiente.
Todos
robaron y siempre salieron impunes, pero los K quieren que el robo sea legal.
Esta
ley de blanqueo busca el mismo efecto que la auto amnistía de los militares en
el 83.
Habrá
jueces que tengan el coraje y la decisión de declararla inconstitucional cuando
se vayan los K?
Antes
de responder a ese interrogante hay que plantearse otra pregunta:
Argentina
tendrá constitución cuando se vayan los K?
Comienzan
a resonar en mi mente las últimas palabras de Manuel Belgrano, en su humilde
lecho de enfermo: Ay, Patria mía.
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