Sunday, May 12, 2013

Perplejos.


Perplejos.
Cada vez que llego a Córdoba, mis amigos y conocidos hacen la pregunta infaltable:
Cómo encontraste a la Argentina?
“Caótica, salvaje y vandalizada”, contesto.
O sea, como siempre, pero un poco peor.
La gente está más pobre; las mujeres ya no se arreglan para salir a la calle; los carritos del súper ya no se llenan; muchos autos nuevos, pero muchos más viejos y rotos; caras tristes; lamento y preocupación.
Me pregunto cuántos años hace que no veo a alguien silbando por la calle.
Nunca cargo las tintas, porque me doy cuenta de que la gente necesita una fuerte motivación para levantarse cada mañana y salir a dar batalla.
No me engaña el hecho de que un sábado por la noche haya que hacer cola en los restaurantes para cenar.
Esos pequeños espejismos no cambian la realidad.
Neustadt siempre negaba las crisis diciendo que Punta del Este se llenaba en fines de semana largos.
El “modelo de inclusión” del que Cristina se jacta, lo que ha logrado es incluirlos a todos en la desesperanza, la angustia y la apatía.
Las marchas populares fueron válvulas que descomprimieron, porque le permitieron a la gente gritar su bronca. Pero al día siguiente todo siguió igual. Siempre sigue igual.
En este viaje, no obstante, percibí algo nuevo.
De vuelta en Miami, mis amigos me preguntaban cómo está mi país?
Yo les decía que hay una sensación rara. Se llama perplejidad, mezcla de asombro e incredulidad de la gente, que se queda atónita cuando ve que este gobierno no tiene límites; que cualquier disparate es posible; que lo que roban nunca es suficiente.
Todos robaron y siempre salieron impunes, pero los K quieren que el robo sea legal.
Esta ley de blanqueo busca el mismo efecto que la auto amnistía de los militares en el 83.
Habrá jueces que tengan el coraje y la decisión de declararla inconstitucional cuando se vayan los K?
Antes de responder a ese interrogante hay que plantearse otra pregunta:
Argentina tendrá constitución cuando se vayan los K?
Comienzan a resonar en mi mente las últimas palabras de Manuel Belgrano, en su humilde lecho de enfermo:  Ay, Patria mía.

No comments:

Post a Comment