Monday, June 24, 2013

Ilusión

Ilusión

Sergio Massa es el hombre del momento. Esta semana desfilará por todos los canales, tendrá notas en todos los diarios y será tapa de las revistas del fin de semana.
Daniel Scioli cotiza menos que la General Motors el día que anunció su quiebra.
Anoche, luego de una jornada sofocante, cenábamos al aire libre con dos amigos cordobeses, de paso por Miami.
Al abordar el capítulo político infaltable, me contaban acerca de los índices impresionantes de adhesión que tiene Massa en la provincia de Buenos Aires.
De donde ha salido este nuevo Moisés que podría liberar a su pueblo del yugo cristinista?
Ya nadie recuerda que este muchacho con sonrisa gardeliana fue funcionario del riñón de Cristina?
Qué puede hacer distinto, que no sea solo maquillaje superficial?
Massa es la alternativa o la continuidad K?
Por qué la gente siempre termina votando por algo que es más de lo mismo?
Se llama ilusión.
La sociedad tiene la necesidad profunda de encontrar a alguien que verdaderamente los represente, los cuide y les proponga algo distinto.
Vota popularidad, porque no hay ideas ni proyectos.
Las listas se arman con algún “cabeza de compañía” de esos capaces de sostenerse parados sobre un caballo al galope; luego figuras populares: deportistas, locutores, artistas, etc. (seguramente llenos de buenas intenciones); y finalmente ignotos “levanta brazos” que solo harán eso.
Quedaron para la próxima los pastores evangelistas y Karina Jelinek.
La clase dirigente de un país no se construye así.
En la Argentina no hay formación política ni militancia.
No se discuten proyectos de país, ni modelos económicos, ni políticas sociales en serio.
El voto se compra con planes sociales.
El argumento político ha sido reemplazado por el bombo.
Las convicciones por el choripán.
Los candidatos ya no debaten ideas en lo de Neustadt y Grondona: cuentan chistes y bailan en lo de Tinelli.
La Universidad no forma futuros líderes; produce “curreros”.
La militancia consiste ahora en “horas comunitarias” al servicio del candidato para luego recibir algún “currito” como recompensa.
En esa espiral descendente, la Argentina está llegando al séptimo círculo del Infierno de Dante, custodiado por Minotauro, mitad hombre, mitad animal.


Mientras esas sigan siendo las reglas de juego, yo sigo apostando por Piñón Fijo.

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