Saturday, June 29, 2013

Napoleona

Napoleona

La Catedral de Notre Dame, en París, estaba repleta. No había bombos, ni carteles, ni olor a choripán que viniera de afuera, pero se estaba por consumar uno de los hitos más importantes de la historia.
El Papa Pio VII iba a coronar a Napoleón Bonaparte como Emperador de Francia y de lo que luego pretendería ser el Gran Imperio Europeo, a los pies del pequeño general.
En el momento en que el Papa le acercaba la corona a su cabeza, Napoleón la tomó con sus propias manos, y se la puso él mismo.
Se “autocoronó” Emperador.
Era una forma de decir que él era más importante que el Papa.
Es probable que la historia no registre otra ofensa tan insólita a un Pontífice…hasta la carta de ayer de la Presidente de la Nación al Papa Francisco.
La Celebración del Día del Pontífice se convirtió en un escenario virtual de otro disparate K.
La carta es una “no carta” que cuenta de la manera más irrespetuosa, chabacana, e insolente la historieta de un paso de comedia entre la Presidente y sus colaboradores.
Pero lo peor es el “ninguneo” al  que es sometido Francisco.
Dice que no quiso enviar una nota protocolar, pero la cierra escribiendo “con respecto y consideración”, una frase protocolar y hueca, ya que el texto no tiene ni “consideración” ni “respeto”.
La carta es otra muestra de megalomanía de Cristina, alimentada por sus aduladores incondicionales y salvajes que sólo agitan matracas.
La prudencia, la tolerancia y el respeto por el otro son valores básicos en toda conducta social.
La Presidente parece sentirse por encima del común de los mortales.

Así pensaba Napoleón, quien después de ser proclamado Emperador, hizo algo interesante para aumentar su poder: reformó la Constitución.

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