Thursday, September 19, 2013

Gatopardo

Gatopardo

Fueron vacaciones perfectas. Cuatro semanas intensas. Familia, fiestas, viajes, felicidad.
El monitoreo de la realidad ayudó bastante.
En estas cuatro semanas, media Córdoba se incendió y Obama casi inicia la Tercera Guerra Mundial.
Nada importante.
Además, Kristina ahora es buena y simpática; promete no comer a nadie; promueve el diálogo con empresarios en reuniones donde solo habla ella; concede entrevistas a periodistas, aunque se asegura que sean amigables; modifica los mínimos impositivos como si fuera una concesión graciosa de un monarca.
Es buen momento para incursionar en la ficción.
Cuando las tropas “camisas rojas” de Giuseppe Garibaldi desembarcan en Sicilia en 1860 la familia de Don Fabrizio Corbera, Príncipe de Salina, se convierte en escenario y ejemplo de las tensiones de la aristocracia siciliana por conservar sus privilegios y a la vez adaptarse a la nueva realidad política de Italia.
Esa es, en esencia, la trama de la novela  Il gatopardo, de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, llevada al cine en 1963 por Luchino Visconti, con los protagónicos de Burt Lancaster, Alain Delon y la exuberante Claudia Cardinale.
El más acomodaticio de la familia, Tancredi Falconeri, pronuncia ahí la frase que entraría en la historia: "Se vogliamo che tutto rimanga come è, bisogna che tutto cambi"  (Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie).
Desde entonces, en ciencias políticas suele llamarse "gatopardista" al político que inicia una transformación revolucionaria pero que en la práctica sólo altera la parte superficial de las estructuras de poder, conservando intencionadamente el elemento esencial de estas estructuras.
Modificaciones trascendentes, en apariencia, que en el fondo son solo cosméticas.
“Gatopardismo” se usó mucho en Argentina en la década de los 80. Ahora no tanto.

Sin embargo, esta metamorfosis con fecha de vencimiento (hasta octubre) que exhibe Kristina después de que en las PASO tres de cada cuatro argentinos le llenaran la cara de dedos al gobierno, eso solo eso: Gatopardismo.

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