Pulseada
En EE.UU. hay 40 millones de personas sin seguro
médico. No es poco en un país donde una operación de apendicitis puede costar
35 mil dólares y un parto sencillo, sin complicaciones, casi ambulatorio,
cuesta 20 mil dólares.
No existe el hospital público?
Sí. Pero es tan bueno como los privados y tan caro
también.
La diferencia es que en el hospital público primero
te atienden y después preguntan cómo podes pagar. A lo mejor, terminás haciendo
un plan de pagos a 30 o 40 años.
La reforma del sistema de salud fue una de las
grandes promesas de campaña de Barak Obama. Ya lo había intentado, sin éxito,
Hillary Clinton cuando era primera dama del país.
El nuevo programa federal de salud, despectivamente
llamado Obamacare, prevé cobertura en varios niveles. Si los ingresos
familiares son muy bajos, o nulos, se puede acceder a programas subsidiados o incluso,
gratuitos.
Quién pone esa diferencia en plata?
El estado.
Recursos asignados a la salud pública, para hacerla
accesible a todos los ciudadanos.
Ese es el telón de fondo de la batalla que hoy
sacude la política norteamericana.
El ejercicio fiscal terminó el 30 de setiembre, y al
no haberse aprobado el presupuesto del año próximo, el gobierno federal no
tiene autorización para efectuar erogaciones.
Por ello, miles de empleados públicos fueron
enviados a sus casas sin goce de sueldo. En parques nacionales, seguridad,
escuelas y administración central solo hay guardias mínimas.
La amenaza del default del gobierno de la nación más
rica y poderosa del mundo se daría porque el ejecutivo no podría pagar los
intereses de su astronómica deuda pública, interna y externa.
No es que no haya plata.
Es porque Obama no tiene autorización para pagar.
Por qué no se aprueba el presupuesto?
Porque los demócratas tienen mayoría en el Senado,
pero la oposición republicana controla la Cámara de Representantes (Diputados).
Los republicanos no quieren avalar un aumento en el
gasto público y piden que se suspenda la entrada en vigencia del Obamacare para
aprobar el presupuesto.
El presidente dice que el nuevo sistema de salud,
que entró en vigencia el martes 1 de octubre, no es negociable.
La pulseada ya lleva 4 días, y nadie avizora una
salida.
Lo curioso es que tanto celo de los republicanos
para cuidar las arcas públicas a veces muerde la banquina.
Cuando estalló la crisis de la vivienda y los bancos
en 2008, el gobierno de Bush decidió prestarle a las entidades bancarias 700 mil millones de
dólares.
En esa oportunidad, la aprobación parlamentaria de
los republicanos demoró… tres horas.
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