Monday, August 3, 2015

Vacíos

Vacíos
Usa una gorrita roja con un look casual pretendiendo lucir más joven y vital.
La gorrita tiene una inscripción en su frente: “Make America Great Again” (Hagamos EE UU  grande otra vez)
Donald Trump, en el centro de la controversia desde que se lanzó a la carrera presidencial, tiene un discurso radical, xenófobo, racista y violento.
Sin embargo, está primero en las encuestas dentro del Partido Republicano.
Cómo se puede tomar en serio a alguien que remite a los horrorosos recuerdos de Hitler en la década del 20?
Inflamando el patriotismo norteamericano y el orgullo supuestamente mancillado, Trump ha logrado captar la consideración de los votantes, aunque sus soluciones sean impracticables y ridículas.
No hay secretos. Simplemente prometió algo concreto.
A una semana de las PASO, los argentinos no tienen idea de lo que quieren hacer los candidatos, si llegan al poder.
Discursos plagados de generalidades, mensajes publicitarios ambiguos, y apelaciones a la simpatía dibujan una campaña vacía.
Antes los candidatos desfilaban por los programas de Neustadt o Grondona. Ahora van a lo de Tinelli.
Así supimos que los hijos de Massa tienen piojos, que la hija de Macri ya baila con él, y que Scioli se hace el nudo de la corbata con una sola mano.
Si nadie se compromete ahora con nada concreto, lo más probable es que nada hagan después.
Massa solo se metió con los narcotraficantes. No es poco, pero es todo.
Macri asegura que se puede vivir mejor. Más ambiguo, imposible.
Scioli, “el gran pacificador” no promete nada nuevo, pero tampoco más de lo mismo.
La Izquierda es impecable en el diagnóstico pero falla en la solución. Como siempre.
Entendible. De la economía no pueden hablar porque gane quien gane habrá que hacer un ajuste que va a recaer sobre los que menos tienen.
Por eso, tampoco se habla de cómo mejorar los salarios.
Las referencias a las grandes preocupaciones de la gente son solo titulares genéricos: inflación, seguridad, violencia de género, y no mucho más.
Hay, además, un gran ausente en los discursos de campaña: el combate a la corrupción.
Los candidatos prometen transparencia a futuro, pero nadie levanta la bandera de “juicio y castigo a los corruptos de hoy”
Ninguno dice que va a utilizar todos los recursos de la ley para enjuiciar a los ladrones; que aplicarán cuando puedan el principio jurídico de la “cosa írrita” para que devuelvan lo que se llevaron.
Será porque nadie puede tirar la primera piedra?
La reconciliación de una nación fracturada no se va a alcanzar haciendo borrón y cuenta nueva.
Lo que se fue, se fue?
Eso no reconcilia. Provoca resentimiento y rencor.
Peor aún. Consolida un tentador precedente de impunidad.
En 1992, Brasil destituyó por corrupto a su presidente Fernando Collor de Mello. Hoy, Dilma enfrenta la posibilidad de su propio juicio político por la escandalosa Operação Lava Jato, de lavado de dinero de coimas, un esquema muy parecido a Hotesur, por 3.000 millones de dólares, con el procesamiento y prisión de 47 diputados y senadores.
Unos siguen presos. Otros ya devolvieron 67 millones de dólares.
Sería posible esto, sin aquel antecedente?
Probablemente no.
La reconstrucción del cuerpo social y el estado de derecho, que hoy es una ficción desteñida, solo será posible el día que alguien se ponga de pie y diga: Nunca más.
Santiago Daniele

Periodista y abuelo.

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