Vacíos
Usa una gorrita roja con un look casual pretendiendo
lucir más joven y vital.
La gorrita tiene una inscripción en su frente: “Make
America Great Again” (Hagamos EE UU
grande otra vez)
Donald Trump, en el centro de la controversia desde
que se lanzó a la carrera presidencial, tiene un discurso radical, xenófobo,
racista y violento.
Sin embargo, está primero en las encuestas dentro del
Partido Republicano.
Cómo se puede tomar en serio a alguien que remite a
los horrorosos recuerdos de Hitler en la década del 20?
Inflamando el patriotismo norteamericano y el orgullo
supuestamente mancillado, Trump ha logrado captar la consideración de los
votantes, aunque sus soluciones sean impracticables y ridículas.
No hay secretos. Simplemente prometió algo concreto.
A una semana de las PASO, los argentinos no tienen
idea de lo que quieren hacer los candidatos, si llegan al poder.
Discursos plagados de generalidades, mensajes
publicitarios ambiguos, y apelaciones a la simpatía dibujan una campaña vacía.
Antes los candidatos desfilaban por los programas de
Neustadt o Grondona. Ahora van a lo de Tinelli.
Así supimos que los hijos de Massa tienen piojos, que
la hija de Macri ya baila con él, y que Scioli se hace el nudo de la corbata
con una sola mano.
Si nadie se compromete ahora con nada concreto, lo más
probable es que nada hagan después.
Massa solo se metió con los narcotraficantes. No es
poco, pero es todo.
Macri asegura que se puede vivir mejor. Más ambiguo,
imposible.
Scioli, “el gran pacificador” no promete nada nuevo,
pero tampoco más de lo mismo.
La Izquierda es impecable en el diagnóstico pero falla
en la solución. Como siempre.
Entendible. De la economía no pueden hablar porque
gane quien gane habrá que hacer un ajuste que va a recaer sobre los que menos tienen.
Por eso, tampoco se habla de cómo mejorar los
salarios.
Las referencias a las grandes preocupaciones de la
gente son solo titulares genéricos: inflación, seguridad, violencia de género,
y no mucho más.
Hay, además, un gran ausente en los discursos de
campaña: el combate a la corrupción.
Los candidatos prometen transparencia a futuro, pero
nadie levanta la bandera de “juicio y castigo a los corruptos de hoy”
Ninguno dice que va a utilizar todos los recursos de
la ley para enjuiciar a los ladrones; que aplicarán cuando puedan el principio
jurídico de la “cosa írrita” para que devuelvan lo que se llevaron.
Será porque nadie puede tirar la primera piedra?
La reconciliación de una nación fracturada no se va a
alcanzar haciendo borrón y cuenta nueva.
Lo que se fue, se fue?
Eso no reconcilia. Provoca resentimiento y rencor.
Peor aún. Consolida un tentador precedente de
impunidad.
En 1992, Brasil destituyó por corrupto a su presidente
Fernando Collor de Mello. Hoy, Dilma enfrenta la posibilidad de su propio
juicio político por la escandalosa Operação Lava Jato, de
lavado de dinero de coimas, un esquema muy parecido a Hotesur, por 3.000
millones de dólares, con el procesamiento y prisión de 47 diputados y
senadores.
Unos siguen presos. Otros ya devolvieron 67
millones de dólares.
Sería posible esto, sin aquel antecedente?
Probablemente no.
La reconstrucción del cuerpo social y el estado de
derecho, que hoy es una ficción desteñida, solo será posible el día que alguien
se ponga de pie y diga: Nunca más.
Santiago
Daniele
Periodista
y abuelo.
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