Friday, July 24, 2015

Ruidos

Ruidos

“It isn’t true. It isn’t true. It’s old news.”
“No es verdad. No es verdad. Es noticia vieja.”
En inglés, en español y en cualquier idioma es la reacción básica de los corruptos: agarrarse fuerte de la silla y esperar que el tiempo juegue a favor del olvido.
Aguantar y esperar.
Así se sobrevive a las acusaciones, las pruebas, y hasta la indignación popular.
Lógico. La gente tiene que vivir, mirar hacia adelante y seguir.
Ya nadie habla de Boudou, de Oyarbide, de Zaffaroni, de la efedrina.
Lo mataron a Nisman, lo desplazaron a Cabral, lo “castraron” a Bonadio.
“Todo pasa” decía don Corleone Grondona.
Lo más grave es que la suma de todos esos hechos de corrupción requiere de delinkuentes inmorales y también jueces cómplices, y dan como resultado un debilitamiento del sistema republicano.
Argentina está anémica y famélica.
El entramado urdido por el gobierno y los Kómplices en el Congreso y la Justicia asegura “Impunidad para todos”
Dos razones: el beneficio de “cosa juzgada” que impide que una persona sea juzgada dos veces por el mismo delito, y los jueces y fiscales leales y comprados que seguirán en sus cargos, para hacer... nada.
Habrá que ver, sin embargo, cuánto les durará esa lealtad cómplice cuando haya otros en el poder.
El paraguayo Roberto Ortiz, gran locutor y mejor persona, decía siempre con fina ironía: “Yo no cambio de pensamiento nunca. Los que cambian son los gobiernos. Yo, siempre oficialista”.
El próximo gobierno deberá mirar con cuidado cada pliegue del sistema judicial, para buscar la reactivación de las causas contra los korruptos, y enjuiciar políticamente a los jueces venales.
Siempre con la ley en la mano.
Si por ese camino no es posible, propongo apelar a la “Solución Noriega”.
El General Manuel Antonio Noriega fue presidente de Panamá de 1983 a 1989. Apenas asumió hizo que el Parlamento le diera poderes especiales, y dividió a la población entre unos pocos “nosotros” y muchísimos “ellos” (te suena?). Mientras tanto, desarrolló una rápida y próspera carrera como narcotraficante.
Cuando EE.UU. concretó en 1989 un sangriento desembarcó en Panamá para capturar a Noriega, el dictador se refugió en la Nunciatura Apostólica de ese país, la Embajada del Vaticano.
EE.UU. rodeó la sede religiosa pero no podía hacerlo salir.
Trajeron entonces unos camiones con enormes parlantes y tocaron rock pesado y heavy metal a todo volumen día y noche.
Al tercer día, Noriega se entregó.
La Solución Noriega es limpia, efectiva y legal.
Solo hay que hacer la lista de jueces, fiscales, y funcionarios kómplices, averiguar donde viven, y “visitarlos” con heavy metal, día y noche, hasta que renuncien.
No se habrá violado la ley. Será solo una infracción por ruidos molestos.
Santiago Daniele

Periodista y abuelo.

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