Ruinas
La
Reserva Federal de EE. UU. comienza en este mes de julio con aumentos
escalonados de las tasas de interés.
Es la
primera medida concreta que se traduce como el cierre formal de la crisis que comenzó
con la caída de Lehman Brothers en 2008.
La economía
más grande del mundo crecerá este año el 2,4% y otro 3,2% en 2014.
Además,
EE UU aumentó su productividad en un 20% respecto de 2007, según un estudio publicado
la semana pasada por The Wall Street Journal.
Sin
tantos números ni tecnicismos esto es más o menos lo que les comento a mis
amigos argentinos que andan de paso por aquí.
Cada año,
para las fiestas importantes (Pascuas, Día de la Madre, Día del Padre, 4 de
Julio, Thanksgiving Day, Navidad) las cifras de consumo son mayores a las del año
anterior.
La
venta de autos nuevos y de inmuebles sigue subiendo. Los precios de casas y departamentos
aumentan a un promedio de 6% anual.
Lo
interesante es que la recuperación se ha
producido junto con una transformación de las estructuras económicas acorde a
los nuevos rumbos del mundo.
Disparando
hacia adelante, no hacia el pasado.
Por eso
me resulta simpático, por decirlo de manera delicada y respetuosa, escuchar a
la Presidente referirse a la Argentina como un paraíso terrenal, donde la gente
se aburre de ser tan feliz “mientras el mundo se cae a pedazos”, según ella.
Europa
sigue en terapia intensiva, pero todavía nadie le dijo a la gente que tiene que
hacer pan casero.
Cuando se
disolvió la Unión Soviética, en 1991, Cuba se quedó sin proveedor de insumos de
todo tipo, desde medicamentos y jeringas hasta repuestos para los tractores.
Los
campesinos cubanos volvieron a arar con bueyes, mientras la dictadura seguía diciendo
que la revolución estaba triunfando.
Más
cerca en el tiempo, El presidente Maduro, de Venezuela, dejó para la historia
su célebre disyuntiva entre Patria y Papel Higiénico.
La
perlita del pan casero no será la única que saldrá de las afiebradas mentes K.
Vendrán
otras y en todas dirán que es un problema puntual, coyuntural, pasajero.
Como el
papel higiénico o los repuestos para tractores.
Detalle
final: han pasado más de veinte años, y en Cuba siguen arando con bueyes.
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